jueves, 21 de agosto de 2008

EJEMPLOS DE VIDA

Un luchador de la vida.Rodrigo López

Año 1979... Para más exactitud, día 3 de Enero... Nace en nuestro hogar Rodrigo Fernando en medio de la inmensa alegría de su familia: Primer hijo, primer nietos, primer sobrino... A las pocas horas de nacido mostró gran vivacidad que fue creciendo con el pasar de los años, junto a una gran destreza en todo lo que realizaba y una inclinación a los deportes, sobresaliendo el ciclismo... Siempre atraía las miradas, no sólo por ser un niño muy bonito, había en él algo especial que lo hacía destacarse... Así inició su Jardín de tres años para luego cursar pre- escolar en el Colegio que él mismo eligió, ya
que nos pidió que le mostráramos los distintos lugares donde podía asistir. A partir de ese momento pasó a ser alumno del Colegio Religioso "San José". Muy querido por sus compañeros y por la "seño" cristina, comenzó una etapa de felicidad y empeño en todo lo que realizaba. Sus trabajos de entonces son testigos hoy de aquel Rodrigo que la Vida nos había regalado y nosotros , en ese momento, no lo supimos ver porque en nuestros días no estaba Dios y sin El no es fácil comprender el porqué de las cosas pero sí entender el para qué pasan en nuestras vidas momentos trágicos, de profundo dolor, en donde parece que todo se terminara, que no hay nada que hacer ni decir...sólo llorar... Esto nos ocurrió en Junio de 1984 cuando nuestro hijo Rodrigo de 5 años, lleno de salud, lleno de ternura, alegría, vitalidad, picardía, inocencia, con una voz hermosa para el canto y una manos muy hábiles para el dibujo y la pintura, ese hermoso niño en horas queda en estado vegetativo... Pierde todos sus movimientos... Es atendido en el Hospital de Niños de La Plata. Su diagnóstico, después de pasar por varias salas, de la de guardia a la de infeccioso y por último a la de neurología, en donde EN NINGUN MOMENTO, luego de hacerle 9 punsiones lumbares, 3 electromiografías, entre 40 y 50 placas radiográficas, 4 tomografías computadas, de 10 a 15 electroencefalogramas y un sin fin de análisis de todo tipo. Ninguno de estos estudios dio nada positivo o manifestaron qué tenía... Sólo dijeron que de cien casos, uno salía con Vida... Surgió la palabra MENINGOENCEFALIOMIeLITIS HERPÉTICA... Y así como larga es la palabra, así de larga es su recuperación... Dieciséis años luchando... Rescatando lo que aquel niño hubiera sido no truncara su crecimiento normal y libre como el de todo “gurí” (niño), pero nuestros planes no son los de Dios... Comienza una nueva etapa para la Vida de Rodrigo... Su tenacidad, esfuerzo, esperanzas, hacen que vuelva a caminar, a expresarse con señas, luego con un "a, a, a" para comenzar un nuevo balbuceo y un nuevo timbre de voz... Aprendió a renunciar a muchas cosas , demasiadas... Aprendió a escribir con la frente, con la boca y finalmente , con la mano izquierda, ya que la derecha no le respondía. Aprendió a mirar como jugaban sus compañeros a la bolita y él, a pesar de sus intentos no lo pudo lograr... Aprendió a dejar que los demás jugaran con sus autitos en miniatura, una de sus pasiones y ver también cómo era la de los otros, ya que se los "llevaban" y así Rodrigo aprendió el difícil y saludable ejercicio del perdón que hasta hoy lo ejerce. Muy a pesar suyo, aprendió a "gustar" y "aceptar" sus cuadernos que él soñaba que fueran prolijos y hermosos como lo habían sido sus carpetas de Jardín y Pre- escolar... Renunció a poder subir a los árboles, a no poder comer sin que la comida caiga de su boca ( por eso comía a escondidas , detrás de unos arbustos o en un rincón o simplemente no comía), a no saber como es tomar un helado, solamente lo puede hacer en recipientes duros y con cuchara de metal... renunciar a tener en sus brazos a su querida hermana María Rocío, que según me expresó un día, se la había enviado la Virgen María ante su constante pedido... Así fue creciendo hasta ingresar en el Nivel Medio, Escuela Técnica Nº 1 de Colón, por que su sueño era la carpintería... Quería trabajar la madera como lo hacía su papá, al que muchas veces quiso imitar pero también tuvo que renunciar... NO PODÍA... Sus nuevas manos no respondían a las órdenes de su cerebro. El sueño duró un mes, fuimos citados a la escuela para comunicarnos que Rodrigo no podía cursar, por posibles accidentes, los talleres... Llanto, desesperación, clamar por " un poco más de tiempo" ( palabras de Rodrigo) para poder seguir...imposible... Fue un tiempo de búsqueda de algún lugar donde él pudiera estudiar, ya sin esperanzas, fuimos llamados por el señor Rector de la Escuela Técnica Nº 2 para comunicarnos que él y un grupo de profesores aceptaban a Rodrigo como alumno. Así comienza otra etapa de su Vida. Etapa de renuncia, de adaptación a un mundo que no estaba preparado para entenderlo, etapa tremenda de luchas por salir adelante superando infinitas dificultades, esfuerzos tremendos por llegar... ¡Al fin la Victoria! Terminó su secundario con unas palabras que él mismo escribió, en las que mostró al Rodrigo que no todos vemos ni tratamos de ver... Paralelo a todo esto, estuvo el Rodrigo deportista, que fue premiado en diversas oportunidades y que montado en una Mountain bike, mostró una tenacidad increíble: corrió con la clavícula quebrada en una prueba que duró 4 horas haciendo pareja con su padre...
Esto lo llevó a practicar y poder cumplir uno de sus sueños: correr en bicicleta de "rueda fina". Lo logra con mucho esfuerzo, compite a nivel nacional, trayendo el Título de Doble Campeón Argentino y Sub Campeón de Ciclistas con discapacidad. Hoy, con 21 años, cursando una carrera universitaria "Ingeniero en Sistema", sigue practicando y luchando para poder competir con los convencionales, con los cuales, en varias oportunidades midió sus fuerzas y su capacidad para lograr su sueño máximo : algún día competir en los Juegos Olímpicos. Conjuntamente con esto , Rodrigo enseña computación ( que suplantó su sueño de carpintero) a un grupo de niños de un centro barrial muy humilde de nuestra zona. Esto lo hace muy feliz porque se siente útil y digno, capaz de hacer un servicio al otro que es su ideal... Todo esto Rodrigo lo logró tal como él mismo lo expresa "gracias a Dios y a sus padres", que fuimos y somos los que estuvimos y estamos a su lado, para que él sea en hombre de bien, pensado desde el principio...
Liliana, mamá de Rodrigo.










El deporte ayuda a abrir la mente de la persona con discapacidad. Matías Paillot

Mi nombre es Matías Paillot, tengo 22 años y estoy cursando cuarto año de Licenciatura en Psicología en la Universidad de Belgrano, la cual cuenta con facilidades de accesibilidad para personas con discapacidad.Fui invitado a participar en las Paraolimpiadas Sydney 2000 por parte de la Federación Internacional de Navegación para personas con problemas motores, a desarrollarse en la ciudad de Sydney, Australia, durante el mes de octubre. La categoría en la cual fui designado es la 2.4mR.Principalmente, creo importante resaltar mi historia como navegante, y dentro de la misma, las diversas sensaciones que viví.
Mi discapacidad es mielomeningocele en la quinta y sexta vértebra dorsal del tubo neural. Provengo de familia de navegantes, y desde que nací empecé a navegar en el barco junto a mi padre. Cabe destacar que aprendí a nadar antes que a caminar. Fui operado de la cabeza, de la cadera y de las piernas en varias ocasiones.Siempre hice rehabilitación después de cada operación, lo que me permitió usar bastones canadienses y llevar una vida normal, ser independiente, pero siempre sabiendo mis limitaciones físicas, siempre progresando pero tomando precauciones y sabiendo pedir ayuda cuando uno no puede, teniendo confianza en los otros y en mí.Mi navegación en barcos convencionales comenzó recién cumplidos mis 10 años. Papá fue el que me enganchó en el tema, teniendo que pelear contra los prejuicios de los instructores, los cuales sostenían que era muy peligroso y que no iba a poder. Finalmente comencé con la escuela de Optimist, un barco para chicos de 7 a 15 años, en el Club Náutico San Isidro. Después de 2 meses de curso, y de haber rendido un exámen teórico y otro práctico, me pasaron a una categoría un poco más alta, principiantes, en donde tuve mucho éxito y gané algunos campeonatos interclubes.
A medida que pasó el tiempo, fui tomando más confianza con el barco y conmigo mismo, me fui adaptando a él, a cómo arreglármelas para hacer las maniobras de la manera más rápida y mejor. Competí durante dos años en esta categoría, y luego me pasaron a la de más alto nivel: timoneles. El deporte se hace más competitivo, requiere de más entrenamiento, de mayor concentración. Hay selecciones para campeonatos internacionales (sudamericanos, europeos y mundiales) y nacionales.Dentro de los resultados que puedo destacar, obtuve un decimosexto puesto en un Campeonato Rioplatense en Montevideo, en el que participaron alrededor de 140 barcos de Uruguay, Brasil, Perú, Chile, Paraguay, México y Argentina; vigésimoquinto en un Campeonato Argentino, en el que participaron más de 150 barcos de todo el país; clasifiqué como primer suplente del equipo argentino en el Campeonato Sudamericano de Mar del Plata; y cuarto en un Campeonato Argentino por Equipos con la participación de 20 equipos de todo el país.Cuando cumplí 15 años comencé a navegar en Cadet, un barco de tres velas tripulado por dos personas. Esta categoría me ayudó a respetar al otro, a colaborar, a trabajar en equipo, a compartir problemas y ambiciones. En Cadet obtuve un Campeonato Argentino por Equipos, en otro salí segundo y obtuve un noveno puesto en un Campeonato Argentino Individual, con la participación de 40 barcos.Cumplidos mis 17 años, pasé a navegar en la clase olímpica 470, barco de tres velas y de dos tripulantes en el que navega gente con mucha experiencia. En esta clase, competí hasta fines del año pasado y obtuve un quinto puesto en un Campeonato Argentino, con la participación de 20 barcos.Con la exposición de los resultados, simplemente quiero destacar la importancia de los mismos para demostrar que es una experiencia real, posible, que se puede competir contra personas no discapacitadas físicamente.Pasando ahora a la navegación en barcos no convencionales, adaptados acorde a las diferentes discapacidades (paraplegia, cuadriplegia, hemiplegia, espina bífida, parálisis infantil, mielomeningocele, amputados), a fines de agosto de 1997 tuve la oportunidad de viajar a Estocolmo, Suecia, para competir en un Campeonato Europeo Abierto, en el que participaron 25 países de la Clase Paraolímpica 2.4 mR, un barco de dos velas para un tripulante.La invitación me llegó sorpresivamente (porque no esperaba que existiera esa clase para personas discapacitadas físicamente) a través del embajador de Suecia, que es socio de mi club. Con papá como apoyo, viajé a lo desconocido , y cuando llegué allá, la primera impresión que tuve fue acerca de todo lo que nos falta para llegar a la integración de las personas discapacitadas, tanto materialmente como espiritualmente.Era mi primera experiencia en la que me relacionaba con personas con discapacidades como la mía, algunas más severas y otras menos. Al principio, esto me impactó un poco, pero con el pasar de los días, me di cuenta que ellos eran tan personas como yo o como cualquier otro. Cada uno se las arreglaba de diferentes maneras. Dependiendo de su discapacidad, necesitaban ser ayudados por otras personas en mayor o menor cantidad de actividades, aunque todos disfrutaban del momento que estaban viviendo, y eso fue lo que más contento me puso.En definitiva, esta experiencia me permitió ampliar mis perspectivas acerca de cómo afrontar la vida con alegría, con más optimismo, aprendiendo a agradecer las posibilidades que a uno se le brindan, sin resentimientos y viviendo la vida con dignidad. En el Campeonato me clasifiqué 36 de 62 participantes, pero lo más importante es que me trataron muy bien, me divertí mucho y conocí mucha gente.
También quisiera comentar un poco acerca de la importancia de la práctica del deporte para la formación de la personalidad y de los prejuicios contra los que una persona con discapacidad debe luchar. Su práctica ayuda mucho a saber qué es lo que uno quiere, a ejercitar la perseverancia, a fijarse objetivos, y a subir la autoestima cuando uno logra dichas metas o a deprimirse cuando no. Implica sacrificio para superar los distintos obstáculos, como pueden ser para el navegante el viento o el frío, o la rotura de alguna de las partes de su embarcación.En mi caso particular, los diferentes instructores que tuve me fueron dejando enseñanzas acerca de cómo encarar la vida, a saber valorar la salud y a las personas que se acercan a uno para ofrecer su ayuda y aliento, como la familia o los amigos. También aprendí a resolver problemas por mi mismo y a ser considerado como una persona normal, con peleas, con rivalidades.Considero que el deporte ayuda a abrir la mente de la persona con discapacidad, a relacionarse con mucha gente. A veces suele generar admiración en otros, aunque le permite encontrar diversión por sobre todas las cosas, a mantener la calma en los momentos buenos y malos de la vida, y a ejercitar la concentración.

No hay comentarios: